Luna llena, piel morena,
surge en la oscuridad.
Dos amantes abrazados
al compás.
La guitarra susurrando
aquella triste canción,
y en la hoguera
saltan chispas de pasión…
Van juntándose sus cuerpos
formando una unidad,
como el agua dulce
va a parar al mar.
Tras las llamas del destino
otro gemido se oyó.
Fue el sollozo del testigo
de su amor.
Viento, llévame a ningún lugar,
a mi oscura realidad,
déjame en mi soledad.
Siento la amargura al despertar,
y sentir que ella no está.
Volveré a mi tempestad.
Tras el llanto, la desidia
y la desesperación,
una soga
puso fin a su dolor.
Viento, llévame a ningún lugar,
a mi oscura realidad,
déjame en mi soledad.
Siento la amargura al despertar,
y sentir que ella no está.
Volveré a mi tempestad.
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