Cuando te conocí noté algo en tu interior.
Sentí el talento y el valor.
Mas luego te acogí, confiando en tu tesón,
y te entregué mi corazón.
Tú te olvidaste del favor y te apuntaste el tanto,
como si no existiera yo.
Y fui yo, sólo yo, la razón.
Sólo yo.
Y cometiste el error de haberte olvidado
que antes de ti ya estaba yo.
Y fui yo, sólo yo, la razón.
Sólo yo.
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